Buenas tardes amigos! En esta entrada queremos hablar de un problema en la articulación mandibular que cada vez tiene mayor prevalencia: se trata del conocido bruxismo o «rechinar de los dientes». A continuación os explicamos en que consiste esta patología, y os proporcionamos unos sencillos consejos y ejercicios para que podáis aplicarlos diariamente con el objetivo de aliviar las molestias que ocasiona.
¿Te despiertas con cansancio en la musculatura de la boca, cara o cuello y dolor en la región de la mandíbula y los dientes?. Si la respuesta a esta cuestión es afirmativa y, además de estos síntomas, presentas alguno o varios de los siguientes, es probable que padezcas bruxismo:
- Rechinar de dientes o te han comentado que esto te ocurre cuando duermes (con su correspondiente ruido característico, «como masticar cubitos de hielo»).
- Desgaste piezas dentarias.
- Ruidos y/o dolor en la articulación témporo-mandibular (para nosotros a partir de ahora será la ATM, situada delante del oído).
- Cefalea o dolor de cabeza.
- Dolor de oídos o sensación de zumbido en ellos (tinnitus).
- Restricción y/o limitación el movimiento de apertura de la boca o asimetría en el movimiento de la mandíbula al abrir la boca (en ocasiones puede ser perceptible un chasquido en la ATM).
¿QUÉ ES EL BRUXISMO?
Es el hábito de apretar o rechinar los dientes, con distintos grados de intensidad y generalmente de forma inconsciente, produciéndose esta disfunción de la ATM con mayor frecuencia durante el descanso nocturno.
En cuanto a las causas predisponentes, no existen causas específicas, pero el estrés y la ansiedad contribuyen a incrementar considerablemente su aparición e intensidad. Por otro lado, existen varias teorías que tratan de explicar el origen de esta patología (desde causas oclusales, a neurológicas y psicológicas), siendo preciso tener en cuenta varios factores:
- Trauma Oclusal (contactos prematuros e interferencias cuspídeas anómalas entre dientes de arcadas opuestas).
- Estrés y/o ansiedad.
- Trastornos de personalidad.
- Tipo de dentadura y oclusión. Posición del cuello durante el sueño (en este sentido viene el aporte de nuestro fisioterapeuta «tan malo es dormir boca abajo, con el cuello girado hacia un lado, como hacerlo con dos almohadas, por la posición de acortamiento en que queda el músculo esternocleidomastoideo o ECOM»).
En este sentido, actualmente se piensa que la combinación de estos factores sería responsable de inducir al hábito de apretar y rechinar los dientes, desencadenando la patología.
CLASIFICACIÓN Y TIPOS DE BRUXISMO
- Bruxismo diurno. Se define como el apretamiento o frotamiento de los dientes, a veces inconsciente, pero, generalmente, consciente. Suele estar relacionado con otros tics o manías como comerse las uñas o morderse los labios, y es frecuente que se produzca cuando se está concentrado: trabajando, estudiando e incluso conduciend0.
- Bruxismo nocturno. Totalmente involuntario. Se produce mientras se duerme. Puede tener lugar por apretamiento o friccionamiento y puede ser el causante del cansancio muscular o dolor de cabeza que aparece al levantarse de la cama y de la contractura de los músculos del cuello.
- Bruxismo céntrico o de apretamiento. Se aprietan los dientes por una contracción muscular. Estos no llegan a desgastarse, pero la mandíbula tiende a cargarse en exceso, provocando contractura muscular asociada a molestia y dolor, especialmente en la musculatura oclusora de la mandíbula.
- Bruxismo excéntrico o de frotamiento. Los dientes rechinan produciendo un desgaste dentario mayor, aunque la molestias muscular apenas es apreciable, debido a la alternancia entre contracción-relajación de los grupos musculares implicados.
- Bruxismo diurno y nocturno. Tiene lugar en cualquier momento del día, es el más dañino y el que provoca mayores problemas, presentándose como una lesión cronificada, bruxando la persona constantemente.
En las personas que padecen bruxismo de apretamiento el síntoma predominante es el dolor muscular acompañado frecuentemente de cefaleas. En las personas frotadoras o rechinadoras, la manifestación más frecuente es el desgaste en los dientes.
¿POR QUÉ SE PRODUCE? ¿QUÉ LO CAUSA?
Inicialmente se pensó que el bruxismo estaba provocado por problemas odontológicos, como obturaciones mal realizadas, pero se observó que corrigiéndolas no se solucionaba el problema. Posteriormente, se estableció como causa principal la mala oclusión y contactos prematuros entre los dientes al morder, factor que hemos comentado anteriormente, pero se observó que hay una gran cantidad de personas con estas disfunciones que a pesar de ello no bruxan. Actualmente, se piensa que su origen obedece a varios de estos factores junto con un elevado nivel de estrés emocional.
En este sentido, no es nuevo comentar que las situaciones estresantes desencadenan en el individuo una serie de emociones, de intensidad y características diferentes según la personalidad de cada uno. Así, se ha observado que las personas que bruxan suelen presentar mayoritariamente altos niveles de ansiedad, seguido de sentimientos de ira reprimida, miedo, frustración, personalidad demasiado competitiva, etcétera. Asimismo, las molestias que ocasiona el bruxismo, principalmente el dolor, son motivo de alteraciones emocionales y en el estado de ánimo del individuo, asociadas a la disfunción de la ATM y de sus correspondientes «tirantes», reflejados en el sistema muscular.
ESTRÉS Y ANSIEDAD … ¡MANIFESTACIONES SOBRE NUESTRO CUERPO!
El estrés produce un aumento general de la activación del organismo, por diferentes mecanismos neuronales y endocrinos, ya que éste interpreta que se encuentra frente a una situación de alerta en la que debe prepararse para sobrevivir, luchar o huir. Se produce un aumento de la presión sanguínea, una fuerte respuesta muscular, aumento de ritmo respiratorio, etcétera.
Si nos encontramos ante una situación en la que realmente peligra nuestra integridad física, esta reacción es adaptativa, pero cuando el agente estresante son problemas en el entorno laboral o afectivo por ejemplo, y nos encontramos ante una imposibilidad real o no de cambiar o «agredir» lo que nos afecta, esta activación del organismo, sobre todo si se prolonga en el tiempo, puede originar alteraciones fisiológicas como hipertensión arterial, exceso de tensión muscular (su expresión en el sistema masticatorio sería el bruxismo), problemas digestivos, subida del nivel de azúcar en sangre, etcétera.
Estas «alteraciones emocionales», según las características de la persona, se manifestarán en el «eslabón más débil», ya que será éste el primero que agote su capacidad de adaptación. Por tanto, el bruxismo podría identificarse como la expresión física de un estado inconsciente de sub-alerta
¿SOSPECHAS QUE PADECES BRUXISMO?
La historia clínica (anamnesis y ficha clínica) como una correcta exploración clínica (signos y síntomas asociados y referidos por el paciente), los modelos de estudio (impresiones del maxilar y mandíbula para efectuar los moldes y montarlos en el articulador para el análisis de la oclusión) y los estudios radiológicos son esenciales en el proceso diagnóstico.
El dentista u odontólogo será el profesional sanitario encargado de identificar problemas en la dentadura y resolverlos. Suelen confeccionar una férula de descarga nocturna y a veces también diurna, para proteger los dientes, principalmente para las personas rechinadoras. También, al mantener en una posición de alargamiento a la musculatura masticatoria, ayuda a disminuir su tono muscular, si bien es cierto que algunos individuos siguen apretando los dientes a pesar de la férula, persistiendo la fatiga muscular y los trastornos músculo-esqueléticos que esto ocasiona.
Para aliviar el dolor y con el objetivo de ayudar a mejorar el cuadro clínico es necesario disminuir la tensión y el espasmo muscular, el hipertono generalizado, relajar el organismo en general (relación «cuerpo-mente», fundamental), así como devolver el movimiento normal a la mandíbula, para proteger a la ATM de un desgaste prematuro. Igualmente importante y muy útil será la corrección de la postura. De todo ello se encargará el fisioterapeuta.
Cuando una persona sufre altos niveles de ansiedad de forma recurrente, es conveniente acudir a un especialista, en este caso el psicólogo, que ayude a identificar su origen y enseñe estrategias y habilidades para controlar la ansiedad a largo plazo.
CONSEJOS Y EJERCICIOS PARA EL BRUXISMO
– Efectuar algún tipo de ejercicio físic0 que te guste para poder ser constante. Por todos es conocido que el ejercicio físico libera endorfinas, la denominda «hormona de la felicidad», que facilitan la disminución del estrés e intervienen en la modulación de la transmisión del dolor al Sistema Nervioso Central (SNC), disminuyéndolo. La actividad en agua o el ejercicio en grupo pueden ser una elección muy recomendable.
– Existe un truco para relajar la mandíbula cuando uno es consciente de que está apretando pero no sabe cómo «soltarla». El mismo consiste en colocar la punta de la lengua en el paladar, justo detrás de los dientes, así podremos relajar nuestra mandíbula al percibir esa característica tensión.
– Practicar la respiración diafragmática (con el abdomen) regularmente y especialmente un rato antes de dormir para favorecer la relajación.
– Evitar hábitos nada saludables para la ATM como morderse las uñas o la tapa del boli, mascar chicle, comer pipas o frutos secos excesivamente duros, etcétera … Evita el alcohol, café o té 3 horas antes de dormir, así como comidas copiosas ¡estos hábitos estimulan y estresan a la musculatura de la masticación!
– Realizar masajes periódicamente sobre la musculatura de la cara anterior del cuello, presionar y soltar los músculos digástricos en la parte inferior de la barbilla, masajear la parte posterior de la nuca (¡¡ occipitales, importantísimo relajarlos !!), así como efectuar estiramientos de la musculatura del cuello diariamente. También antes de dormir se pueden realizar unos sencillos ejercicios para disminuir la tensión de esta musculatura:
1. Con las yemas de los dedos masajear circularmente, de forma suave y lenta la musculatura situada por encima del ángulo de la mandíbula (1 minuto como mínimo).
2. Con los pulpejos de los dedos índice, corazón y anular, realizar una suave presión en la misma musculatura, situada aproximadamente un dedo por debajo del hueso del pómulo. Si se notan zonas de mayor tensión o especialmente dolorosas al tacto, presionar sobre ellas muy suavemente (1 minuto como mínimo).
3. El mismo ejercicio anterior, solo que se colocan los dedos índice y corazón por debajo de la sien, ligeramente más arriba del hueso del pómulo. También puede realizarse esta maniobra sobre la oreja, en el músculo temporal (1 minuto como mínimo).
4. Colocar los índices sobre los molares inferiores. La boca se debe mantener ligeramente entreabierta, de forma cómoda y relajada. Se realiza una contracción suave de 3 a 5 segundos intentando cerrar la boca mientras los índices resisten la contracción. Cuando cesa la contracción, con los índices se empuja suavemente el maxilar inferior hacia los pies. Mantener unos 30 segundos o más, o hasta que se note la relajación completa de la mandíbula. Repetir tantas veces como se quiera.